
Puente de Alcántara
Fecha del viaje: Marzo de 2019
Como gran aficionado que soy a la civilización romana, hacía muchos años que quería visitar este icónico puente, que no es sólo el mejor puente romano conservado en España (con permiso del de Mérida, que es el puente romano más largo del mundo, podéis leer aquí el artículo de nuestro viaje a Mérida) sino seguramente, de todo el mundo.
Recomendaciones importantes
- Nosotros estuvimos allí por la mañana, aunque el mejor momento para sacar fotos del puente seguramente sea más bien al atardecer.
- Si vais a ver este puente, no dejéis de acercaros al puente romano de Segura, que hace de frontera con Portugal y está a sólo diez minutos de distancia en coche.
- Una buena idea también es completar esta visita con un paseo por la villa de Alcántara, situada al lado del puente. Nosotros no lo hicimos por que íbamos sin tiempo, ya que queríamos ver por la tarde Idanha a Velha, en Portugal.
Como solemos hacer en los viajes de fin de semana, madrugamos mucho para salir de Villaviciosa de Odón. De esta manera Inés va dormida casi todo el trayecto. Hicimos una parada para meternos un buen desayuno, y sobre las 11 de la mañana ya estábamos en el puente de Alcántara.
Es un puente muy bien conservado, que a diferencia de otros conserva la gran mayoría de sillares auténticos romanos, y que para la esbeltez y altura que tiene, parece increible que lleve 2000 años en pie. Al menos, esa intención de perdurabilidad es la que se manifiesta en la inscripción latina que está grabada en una placa de mármol en el dintel del templete que hay junto al extremo oriental del puente: "PONTEM PERPETUI MANSURUM IN SAECULA MUNDI” que traducido viene a decir: "El puente que ha de durar para siempre, por los siglos del mundo".
Es cierto que esa inscripción procede de una restauración hecha en siglos anteriores y no se sabe a ciencia cierta cómo de literal romana es, o lo que se haya podido añadir en la reconstrucción.
Junto al extremo del puente hay un sendero que baja hacia el Tajo, desde donde hay una bonita vista del puente también.
Para hacernos una idea de cómo de robusto es este puente, que además actualmente aún pasa el tráfico rodado por él, no tenemos más que ver las fotos de abajo, de antiguas crecidas del rio que casi llegaban a tapar los arcos. Estas imágenes son muy antiguas, de antes de que se construyera la presa de Alcántara, que ahora regula el caudal del rio Tajo.
Es increíble la presión que han tenido que aguantar los pilares de casi 60 metros de altura, casi completamente sumergidos. Y cuántas crecidas como esas habrá habido en 2000 años que lleva en pie. Sin duda, este puente es una prueba viva de hasta qué punto llegaron los romanos a la excelencia en ingeniería.
Tan espectacular es, que cuando los árabes llegaron hasta aquí y fundaron una villa junto al puente, la llamaron, como no podía ser de otra manera, "Al-Qantarat", que quiere decir, "el puente", y es de donde viene su nombre actual de Alcántara.
Aunque se conserva espectacularmente bien, ha sufrido destrozos durante su vida, pero no por defectos en su construcción o fatiga de materiales, sino siempre causados a propósito por humanos en diferentes conflictos, con objeto de impedir que un ejército enemigo lo pudiera atravesar. Para ello, bastaba con derribar uno de los arcos.
Se considera que el puente llegó intacto hasta el siglo XIII (1200 años ya llevaba en pie), cuando por motivos de las luchas de la reconquista, uno de los arcos debió resultar dañado. Tiempo después, en 1475, el rey Alfonso V de Portugal, que se dirigía hacia la villa de Alcántara, sabiendo que la ciudad iba a cortar el puente, mandó decir a su enemigo, el duque de Villahermosa, que él daría un rodeo porque «no quería que el reino de Castilla se quedara con aquel edificio menos».
En 1480, por orden de los Reyes Católicos (quienes también mandaron restaurar el acueducto de Segovia) tuvo lugar la primera rehabilitación del puente. Se cree que fue en ese momento cuando se añadió el arco central conmemorativo, que es más típico de puentes medievales, pero desde luego no en puentes romanos.
No mucho después, en 1543 y bajo el reinado de Carlos I tuvo otras reparaciones por daños sufridos en guerras con Portugal. No fue hasta 1707, con motivo de la guerra de Sucesión, que volvió a sufrir la voladura de uno de sus arcos. Fue reparado años después en el reinado de Carlos III.
En la guerra de la Independencia, como era de esperar, sufrió nuevos destrozos con la voladura de uno de sus arcos. En 1818 se hace una chapuza con la instalación de una estructura de madera para el paso de carruajes, y no es hasta 1860, en tiempos de Isabel II, que se restaura el arco dañado convenientemente. Aquí abajo se puede ver una ilustración del puente de 1857, con el arco dañado, y al lado una foto de 1870 ya reparado, tal y como luce actualmente. Es increíble, en esta última foto, lo pelada que está la zona, no hay ni un solo árbol. Eso ha mejorado mucho en los últimos 150 años.
Junto al extremo oriental del puente hay una enorme piedra cilíndrica de granito, que posiblemente sea un antiguo trozo de fuste de columna, que haya quedado allí después de alguna de las reconstrucciones. A Inés le encantó que la subiésemos allí.
Y en ese mismo extremo del puente, hay además un templete romano que se cree fue construído al mismo tiempo que el puente. Muy posiblemente tuvo una función conmemorativa o religiosa, para hacer ofrendas antes de cruzar el rio.
Tras la conquista de Cáceres en 1169 por Fernando II, fue convertido en capilla de San Julián, lo cual ha sido el motivo de la excepcional conservación del edificio. Fruto de esta reconversión fue la anexión de una espadaña, que después fue eliminada para dejarlo con un aspecto lo más original posible. Abajo podéis ver una ilustración antigua de cuando era una capilla, y una foto actual de cuando estuvimos nosotros.
En la foto actual se puede ver la placa de mármol de color blanco con la inscripción que mencionábamos más arriba, que no estaba cuando era una capilla, y por eso se sospecha que no es original romana. En ella se menciona al supuesto constructor del puente, el ingeniero romano Cayo Julio Lacer, que dedicó el templo a los emperadores divinizados.
Para el que esté muy interesado sobre el tema de ingeniería romana, puede pinchar aquí para ver un vídeo del genial ingeniero y divulgador Isaac Moreno Gallo sobre el puente romano de Alcántara.
Y aún no habíamos acabado con los puentes romanos... Volvimos al coche y cruzamos el puente de Alcántara, siguiendo la carretera hacia Portugal. A apenas 16 km de distancia, llegamos a la frontera con Portugal. En ese punto el rio Erjas, afluente del Tajo, hace de frontera entre los dos paises, y su cauce es salvado por otro magnífico puente romano, llamado puente de Segura.
Es un puente más pequeño que el de Alcántara, pero muy hermoso también, y que conserva parte de su fábrica original romana. Al igual que el puente de Alcántara es muy famoso y visitado, éste, que está realmente cerca del primero, es un auténtico desconocido. Nosotros lo vimos solos.
Abajo, unas fotos de este puente, que además tiene una ubicación campestre muy bonita. En el centro del puente hay unos carteles indicando hacia España y Portugal, y puedes sacarte la foto con un pie en cada pais. En las fotos se pueden ver los sillares de granito originales romanos entre los arcos del puente, y como toda la parte superior, de una calidad inferior hecha con mampostería de piedra más pequeña, es fruto de reconstrucciones posteriores.
Y desde aquí continuamos nuestro viaje, ya por Portugal, hacia nuestro siguiente destino, la antigua ciudad romana de Idanha a Velha, aunque antes paramos a comer en Idanha a Nova. Nos encanta comer en Portugal, es una auténtica maravilla.
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