
Pico Peñalara, Madrid
Fecha del viaje: Marzo de 2023
Llevábamos tiempo queriendo hacerlo, ya que veíamos a Inés preparada. Y por fín, el 20 de Marzo de 2023, se alinearon los planetas para poder intentar el asalto a la cumbre más alta de la Comunidad Autónoma de Madrid: El pico Peñalara, con 2.428 metros de altura, en pleno parque nacional de la Sierra de Guadarrama. No está mal, con solo 6 años y 4 meses.
Al ir con Inés, necesitábamos que hiciera buen tiempo (dentro de que era Invierno), y que hubiera nieve (que siempre está más bonito), pero que no pareciera el Himalaya, que se pudiera ir sin crampones ni piolet, vaya. Y ese día, los dioses nos obsequiaron con un fabuloso día de senderismo invernal/primaveral.
Recomendaciones importantes
- La ruta total desde el puerto de Cotos (ida y vuelta) es de 11 km, con un desnivel de subida de 620 metros. Es una ruta fácil, de hecho Inés tenía 6 años cuando la hicimos.
- Hay una fuente al poco de dejar el puerto (fuente Cubeiro), cuando llevemos unos 15 o 20 minutos caminando desde el coche, más o menos. Luego ya no hay más posibilidad de encontrar agua.
- El mejor momento del año para hacerla sin duda son los meses de Marzo o Abril (depende del tiempo, claro) por que encontraréis algo de nieve y la ruta es más bonita, más fotogénica. O incluso un día soleado en pleno invierno, que habrá más nieve aún. En verano no lo aconsejo, hace mucho calor (Y la he subido en verano también) y la experiencia es peor.
- Se puede ir también hasta la laguna, y desde ahí remontar el circo por la ladera, con pendiente bastante fuerte. Para ir con niños no lo recomiendo.
Así que madrugamos, y fuimos con el coche hasta el puerto de Cotos, donde aparcamos sin problema. Al no haber nada de nieve a nivel del puerto, la gente no acude en masa, y se puede aparcar bien sin tener que llegar a las 7 de la mañana (Nosotros llegamos al puerto sobre las 9).
Desde el coche, cruzamos la carretera, y comenzamos oficialmente nuestra ascensión. Como no podía ser de otra manera, la ascensión es cuesta arriba desde el primer momento. Pasamos las instalaciones del puerto y caminamos por una pista amplia bajo un bosque de pinos, hasta llegar a un mirador al poco de pasar la fuente Cubeiro. Ahí hicimos una primera parada para recuperarnos de las primeras rampas desde el puerto, e Inés se tomó un batido.
Hay que ir poco a poco. Estas primeras cuestas son difíciles cuando vas con niños, por que ven que es difícil, y el final no está ni cerca todavía. Psicológicamente puede ser duro según el niño. La parte final es más sencilla, por que aunque están más cansados, ya ven el final.
Desde ese mirador hay una amplia vista hacia el otro lado del valle del Lozoya, la parte final del cordal de Cuerda Larga que acaba en la Bola del Mundo, que se ve claramente, junto con las pistas de Valdesquí que hay a sus pies y que afean terriblemente el paisaje.
En este punto estamos al lado de una especie de refugio abierto, de madera, con un banco donde sentarse. Y aquí la ruta de divide en dos caminos. El de la derecha, que se interna en un espeso bosque de pinos, va hacia la Laguna Grande de Peñalara. Por ahí no tenemos que ir. Desde la laguna se puede subir también a Peñalara, pero es una ruta más alpina, no recomendable yendo con Inés (y menos habiendo acumulación de nieve). Iremos por el que sube recto, dejando atrás el refugio.
Esta es una de las zonas más "difíciles" yendo con niños, por que el camino sube con fuerte desnivel, y aún queda bastante. Siempre ayuda el hecho de que van apareciendo los primeros neveros de nieve, y eso les distrae. Además, al ir ganando altura rápidamente, las vistas son cada vez más amplias y espectaculares.
Y por fin llegamos a un punto de la subida en el que, aunque aún no hemos llegado al collado donde empieza el camino que sigue ascendiendo por el cordal cimero, ya vemos nuestro destino final, la cima de Peñalara, y eso, la verdad es que aumenta mucho la moral, tanto a grandes como a pequeños.
Después de esta empinada subida por la ladera, que va haciendo continuos zig-zag, llegamos por fin al collado, desde donde ya hay vistas hacia la meseta Norte, y el camino, aunque sigue siendo cuesta arriba (como no puede ser de otra manera) tiene una pendiente menor y es más cómodo.
No solo más cómodo, también más bonito. Hay algo más de nieve, y tenemos vistas soberbias hacia todos lados, además de nuestro destino final, la cima de Peñalara, que ya nos espera enfrente de nosotros, aunque aún a cierta distancia, como a una hora todavía.
Este es sin duda el tramo más bonito de la ascensión, una vez que se llega a la cuerda cimera, y especialmente, una vez que se rodea la cima del pico de Dos Hermanas, que es un poco más bajo que Peñalara. Es el pico que se puede ver en las fotos de abajo, que está en nuestra ruta de camino a Peñalara, pero no hace falta subir hasta su misma cima, sino que se rodea.
En las cuatro fotos de abajo se ve que ya lo hemos rodeado y le hemos dejado a nuestra espalda (De hecho, hemos bajado unos metros por la ladera simplemente para mejorar el encuadre de las fotos).
Estas dos fotos de abajo está sacadas mirando hacia el lado opuesto, dejando a la espalda la cima de Dos Hermanas, y enfocando hacia la rampa que nos lleva hasta la cima de Peñalara.
En las dos fotos de abajo, a la izquierda podemos ver la vista hacia el Norte, con la ciudad de Segovia claramente visible. Y a la derecha, en la vista hacia el Sur, la laguna de Peñalara con parte de su superficie helada.
Y por fin, misión cumplida. Llegamos al vértice geodésico de Peñalara. Ahora sí, Inés es toda una montañera. Disfrutando de esas vistas, nos dimos un merecido descanso mientras nos comíamos los bocatas que traiamos de casa.
Y después de comer, emprendimos tranquilamente la vuelta hasta el coche, exactamente por el mismo camino que a la ida, pero esta vez cuesta abajo. Como otras veces que hemos venido por esta parte de la sierra de Guadarrama, acabamos el día tomando un chocolate caliente en el bonito pueblo de Navacerrada.
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