
Trogir, Croacia
Fecha del viaje: Julio de 2016
Esta visita forma parte de un viaje de 14 días que comenzó en Venecia, y desde allí fuimos bajando con coche de alquiler por toda la costa dálmata hasta llegar a Dubrovnik. Antes de llegar a Dubrovnik, pasamos una noche en la bonita ciudad medieval de Trogir.
Recomendaciones importantes
- Como en el resto de ciudades dálmatas, mejor evitar el verano para venir aquí. Si no puede ser, como nos pasó a nosotros, queda el otro recurso: madrugad. Es una ciudad muy concurrida, y hace bastante calor.
- Las mejores vistas de la ciudad se tienen desde el paseo marítimo que hay junto al puerto deportivo, enfrente de la isla, y, por supuesto, desde lo alto del campanario de la catedral.
Llegamos a Trogir ya por la tarde, viniendo desde Sibenik, otra ciudad costera muy monumental de esta costa dálmata. Trogir es en realidad una islita, ocupada por el centro histórico de la ciudad, y unida por puentes a la costa. La isla es sin duda la parte más bonita de la ciudad, pero es peatonal, así que habíamos reservado un apartamento fuera, pero muy cerca del puente que daba acceso.
Nuestro alojamiento se llamaba apartamentos Orlic (reservado por booking), tenía plaza de aparcamiento, y estaba metido en una zona de callejuelas. El dueño, muy amable, nos dijo donde teníamos que esperarle, y vino a buscarnos con un scooter para guiarnos hasta su casa. Si no es por eso, no lo encontramos. El apartamento estaba muy bien, era muy tranquilo, y costaba solo 75 euros por una noche. La casa tenía un pequeño jardín, y después de instalarnos, el dueño nos invitó a una cerveza.
Abajo podéis ver un plano del casco histórico, embutido en esa pequeña isla, y una vista aérea de la ciudad y su ubicación, para que os hagáis una idea de cómo es. Nuestro apartamento estaba más o menos donde el círculo rojo, cerca del puerto deportivo. Ésta yo creo que es la mejor zona para alojarse, si vas con coche, ya que no puedes aparcar en la isla (sí atravesarla, por la calle de la derecha que se ve en el plano), y tendrías que ir caminando con las maletas desde el parking.
Después de tomarnos esa cerveza fria, tan apetecible después de meter el coche por aquellas estrechas callejuelas, salimos a dar una vuelta por la ciudad. Como ya estaba atardeciendo, no llevamos la cámara, nos dedicamos sólo a pasear, y cenamos en una terraza en una de las placitas del casco histórico. Al día siguiente, ya sabíamos dónde ir, y hasta dónde íbamos a desayunar.
Nos levantamos temprano, y salimos al paseo marítimo, desde donde hay unas vistas estupendas de la isla, con sus magníficos edificios históricos de piedra blanca y tejados rojos (tan característico en toda la costa dálmata) contrastando con el azul intenso del mar. El paseo por ese tramo de costa hasta llegar al puente que nos cruza a la isla, es realmente agradable, como podéis ver en las fotos de abajo. Sin duda, es desde aquí donde están las mejores vistas de la ciudad.
Ya en la isla, una vez cruzado el puente. Abajo a la izquierda, la puerta de la muralla que da acceso del paseo marítimo a la zona interior. Desde allí, enseguida se llega a la que sin duda es la zona más monumental y bonita de la ciudad, la plaza del reloj.
Las otras tres fotos son en esa plaza, y detrás nuestro la famosa torre del reloj que da nombre a la plaza, y la terraza en la que desayunamos. En ese momento eran como las 9 de la mañana, y aún había poca gente y se podían hacer fotos.
Como podéis ver, hay poca gente por la calle y la terraza está casi vacia. Si por lo general es importante madrugar para ver los sitios lo mejor posible, en Croacia y en verano, eso se convierte en algo prácticamente imprescindible. De hecho, aún teníamos que haber madrugado más. Ya entrada la mañana, esta plaza está llena de gente.
Desayunamos muy bien en esa terraza tan bien ubicada, ayudó el hecho de que a esa hora aún había pocos clientes. La verdad es que por otra parte es una pena que monten estas terrazas en una plaza tan monumental y bonita como ésta, porque estropea mucho la vista y las fotos que puedes sacar, especialmente por esas sombrillas gigantes.
Después de desayunar, hicimos la visita a la catedral, que está allí mismo, junto a la plaza. Lo primero fue subir al campanario, que prometía unas vistas de infarto sobre esta bonita plaza. Abajo a la izquierda podéis ver una imagen de dicho campanario, señoreando sobre la plaza.
Las vistas son fabulosas, como podéis ver. Me gustó especialmente esta plaza, con esa torre del reloj tan pintoresca. Contemplando la ciudad y el mar Adriático desde aquí, es fácil entender que Trogir fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
En la foto de abajo a la derecha se puede ver, al otro lado del canal de agua, el puerto deportivo, y detrás la zona en la que estaba nuestro alojamiento.
Bajamos del campanario, y pasamos a ver el interior de la catedral. La portada es especialmente bonita, con unos leones tallados en piedra, y un detalle escultórico en general de toda la portada, muy detallado. De hecho, está considerada la mejor portada de todos los Balcanes, y fue realizada por el maestro Radovan, en 1240. Representa escenas del Nuevo Testamento, el calendario agrícola, figuras mitológicas y dos leones a ambos lados con figuras humanas encima (Adán y Eva).
La catedral fue comenzada en el año 1213, sobre las ruinas de una anterior iglesia destruida por los sarracenos en 1123. La construcción duró más de 400 años, lo que explica la variedad de estilos (románico, gótico, renacentista y barroco). El campanario es más moderno, del siglo XVII.
En el interior, lo más destacado sin duda es la capilla de San Juan de Trogir. Es renacentista del siglo XV y está dedicada al primer obispo de Trogir. Los dos ángeles que custodian el sarcófago son un añadido del siglo XVIII. Este es un sitio en el que se te pasan los minutos sin darte cuenta, de la cantidad de detalles que hay que admirar. No hay una superficie plana de piedra sin esculpir, todo está minuciosamente tallado.
Fijáos, en la foto de la derecha, el detalle de la bóveda, a base de casetones de piedra esculpidos con querubines, y en el centro, el obispo, como queriendo salir de la piedra. Seguramente, de los mejores espacios renacentistas que pueden verse en todo el Adriático.
Y después de ver la catedral seguimos paseando, sin rumbo fijo, pero buscando la puerta de la muralla hacia el lado contrario de la isla, que puede verse en la foto de abajo a la izquierda. Y desde allí, hasta la fortaleza de Camarlengo, en el otro extremo de la islita.
Ese castillo lo podéis ver abajo a la derecha. Fue construído por la República de Venecia cuando conquistó la ciudad a principios del siglo XV, en el año 1420. Desde entonces Trogir fue veneciana hasta la desaparición de la república en 1797. Luego perteneció al imperio Austro-húngaro hasta 1918 en que formó parte de la confederación de Yugoslavia.
Desde aquí volvimos dando un paseo hasta nuestro apartamento, cruzando de nuevo el puente para dejar la isla atrás, y deshaciendo el camino por el paseo marítimo desde el que se tienen preciosas imágenes de Trogir. Hicimos una última foto de despedida.
Y ya en el apartamento, recogimos nuestras cosas y nos pusimos de camino a nuestro siguiente destino: Dubrovnik. De camino, paramos a comer en un bonito restaurante junto a la costa, donde pudimos comer con vistas al mar.
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