
Cafarnaum
Fecha del viaje: Octubre de 2022
Tercer día de nuestro viaje a Israel. Después de desayunar en nuestro apartamento de Akko, pusimos rumbo a la antigua ciudad de Cafarnaum. El día anterior lo habíamos dedicado a recorrer la bella ciudad de Akko, la antigua Acre. Podéis leer el relato aquí.
Recomendaciones importantes
- Safed, donde desayunamos, no me gustó mucho la verdad, aunque es cuestión de gustos.
- Cafarnaum en cambio me resultó muy interesante y evocador. Si vais en verano, llevad agua (allí no venden) y sombrero.
- A las afueras de las ruinas hay varios restaurantes de carretera donde poder comer.
De camino a Cafarnaum, nos desviamos un poco para conocer otra ciudad interesante, Safed (53 km). Está en lo alto de una montaña, y los últimos km antes de llegar son una sucesión de curvas cerradas con un gran desnivel. Dimos un pequeño paseo y nos metimos a desayunar a un sitio con terraza donde tardaron un montón en atendernos, y encima después intentaron timarnos con la cuenta (algo que nos pasó más de una vez en este pais). Realmente, Safed no me gustó mucho, no creo que merezca la pena el desvio, pero es cuestión de gustos.
Desde Safed fuimos ya directos a Cafarnaum (una media hora más, como 30 km). Hay una zona de aparcamiento en el mismo sitio, y allí mismo está la entrada sonde sacar los tickets, es sencillo y además había poca gente. Abajo, foto en la entrada y ya en el interior. Como se puede leer en la entrada del recinto, en una de las fotos, pone "La ciudad de Jesús". Eso es así porque, aunque Jesús nació en Belén y creció en Nazaret, fue en Cafarnaum donde estableció su residencia al comienzo de su vida pùblica.
No son unas ruinas muy extensas. Realmente, hay dos cosas que ver, por un lado la sinagoga, que fue el primer sitio donde fuimos, y por otro, la basílica moderna construída justo encima de la supuesta casa de Pedro.
Abajo, fotos en la sinagoga. En estas primeras fotos, sacadas desde el exterior, se pueden ver unas primeras filas junto al suelo de piedras más pequeñas y de tono oscuro. Es lo que queda de la construcción original de la época de Jesús, del siglo I. El resto, de grandes sillares de piedra de color claro, es ya una reconstrucción posterior del siglo IV o V.
Y aquí, más fotos en la sinagoga, pero esta vez en el interior. Cafarnaum era una pequeña ciudad de comerciantes y pescadores (está en la orilla del lago Tiberiades, el llamado mar de Galilea). Estaba estratégicamente ubicada en la Vía Maris, una antigua ruta comercial entre Egipto y Siria.
Aquí fue donde Jesús conoció a muchos de los que luego serían sus apóstoles, y donde según el Nuevo Testamento hizo algunos de sus milagros, como la curación del criado del centurión romano, la curación de la suegra de Pedro, o la de un paralítico al que bajaron por el techo de una casa.
Resulta increíble pensar que este suelo que estábamos pisando en ese momento en el interior de la sinagoga, fue pisado antes muchas veces por este personaje histórico tan importante en la historia de la humanidad.
Una vez vista la sinagoga en la que Jesús predicó hace 2000 años, fuimos hacia el otro sitio de interés, que es el edificio de la iglesia moderna (del año 1990), que parece una especie de ovni varado justo encima de las ruinas de las casas de la antigua ciudad.
Esta extraña forma tiene una explicación, y es que se ha construído justo encima de la que se cree fue la casa del apóstol Pedro, que tiempo después posiblemente fue convertida por los seguidores de Cristo, a escondidas de las autoridades romanas y judías, en la primera iglesia de la cristiandad.
En la primera foto de abajo se puede ver una imagen de esta iglesia, que parece flotar sobre las ruinas de las casas de la ciudad. En la segunda, la sinagoga surgiendo entre las ruinas oscuras del tejido urbano de la antigua ciudad de Jesús.
Y aquí abajo, una imagen de lo que se conserva de la antigua casa de Pedro, justo debajo de la estructura de hormigón de la nueva iglesia, y a la derecha, en el interior de dicha iglesia, donde hay un cristal para poder observar, hacia abajo, los restos de la casa. Un lugar sagrado para el cristianismo, pues fue la primera iglesia cristiana, además de la casa del apóstol Pedro.
En la primer foto se puede ver los muros de una pequeña casa, que es la casa original de Pedro, rodeada de otro muro más exterior de forma octogonal. Esa es una estructura bizantina del siglo IV. Esa forma octogonal se reservaba para lugares especialmente sagrados (como el Santo Sepulcro de Jerusalén).
¿Y cómo se sabe que esa casa de entre todas las de la ciudad era la de Pedro? Por una parte por tradicción oral, ya que desde la misma época de Jesús en adelante, fue transmitiéndose oralmente que justo esa era la casa de Pedro. Pero además, hay cierta evidencia arqueológica. Es una casa que tenía una estructura doméstica típica, pero con modificaciones que sugerían un uso no doméstico posterior.
Como ejemplo de eso: Se eliminaron muros internos, se revocaron las paredes con yeso blanco (inusual para una vivienda ordinaria) y se hallaron más de 100 inscripciones en griego, arameo, latín y siríaco, muchas de ellas con referencias cristianas, como “Señor Jesús Cristo”, “Pedro”, “Cristo ayuda”.
A partir del siglo II, parece haber funcionado como una “domus ecclesiae”, es decir, una iglesia doméstica, antes de que existieran templos cristianos formales (ya que en esa época el cristianismo estaba proscrito, hasta el siglo IV en el que se legalizó).
Y después de visitada esta iglesia, no podíamos irnos sin acercarnos a la orilla del "Mar de Galilea". Junto a las ruinas está bien indicada la entrada a un camino que, en un corto paseo nos lleva hasta su orilla. Aquí en este lago era donde algunos de los apóstoles de Jesús se ganaban la vida como pescadores: Pedro, Andrés (hermano de Pedro), Santiago y Juan (hermano de Santiago).
El lago sigue teniendo la misma apariencia apacible y cálida que seguramente tenía en esa época. Junto a la orilla hay un enorme árbol que da bastante sombra, y desde allí, sentado bajo esa reparadora sombra, se puede observar tranquilamente el lago. Como curiosidad, está situado 210 metros por debajo del nivel de mar, lo que le convierte en el lago de agua dulce más bajo del mundo. Por supuersto, no podíamos irnos sin al menos mojarnos los pies en este magnífico lugar.
Y una vez visto, volvimos al vehículo para continuar nuestro viaje. Paramos al poco de salir para comer en un restaurante de carretera bastante grande que nos llamó la atención, y donde comimos bien.
Hasta nuestro destino, Nazaret, sólo había 48 km, pero al final tardamos bastante ya que al llegar a las afueras de la ciudad nos comimos un atasco impresionante en el que estuvimos como una hora para ir desde las afueras al centro de la ciudad. Parecido al que ya nos comimos para ir a Akko desde el aeropuerto. El tráfico en este pais es realmente horrible.
Nuestro hotel en Nazaret, una antigua casa otomana, estaba en pleno centro histórico de la ciudad, y meternos por esas callejuelas con el monovolumen de 9 plazas fue un poco temerario, la verdad. Llegamos a la plaza donde estaba nuestro hotel, en la cual los coches estaban aparcados (apilados más bien) por todas partes, lo cual hacía imposible (bueno, "casi" imposible) maniobrar para salir de allí.
Por suerte, un palestino que conducía una furgoneta que venía por otra calle, y a quien yo no dejaba pasar por estar literalmente atrapado, se ofreció a ayudarnos. Le dejé los mandos del vehículo, y el tio empezó volante por aquí, volante por allá, y en 18 maniobras consiguió darle la vuelta al monovolumen sin rozarlo ni nada. Un crack el tio. Nos salvó la vida jeje. Se lo agradecí cien veces. Además nos indicó cerca de allí una especie de patio al aie libre que funcionaba como aparcamiento (de pago) y hacia allí fuimos. Que alegría ver el coche por fin aparcado, y cerca del hotel además. Un monovolumen como ese por el centro de Nazaret, es como un elefante en una cristalería.
Si quieres leer el relato de nuestras aventuras en Nazaret, lo tienes aquí.
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