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Pasarelas de Montfalcó


Fecha del viaje: Octubre de 2024

Esta excursión forma parte de un viaje de cuatro días a esta zona del pre-Pirineo de Huesca en el que también visitamos Roda de Isábena y sus alrededores, y Alquézar. El hito principal de ese viaje eran las pasarelas de Montfalcó, que habíamos leido que eran espectaculares.

Aquí podéis leer el artículo de la visita que hicimos el día anterior por la tarde, como entrenamiento a la de hoy, al hayedo de la Borda de Ansuilo.

Recomendaciones importantes

  • La ruta entre el albergue de Montfalcó y La Masieta son 8 km, y al menos 3 horas de camino. Nosotros tardamos cerca de 4 horas. Para comer, una opción es llevar bocatas, o bien comer en el albergue a la vuelta como hicimos nosotros, donde tienen un buen menú de comida casera.
  • Una vez que llegais a La Masieta, podéis hacer la vuelta caminando desandando el camino de ida (una paliza) o bien reservar un taxi que os lleve de nuevo al albergue, como hicimos nosotros. El precio suele ser de 10 euros por persona y tarda unos 50 minutos.
  • En la web del albergue de Montfalcó tenéis un montón de información util para preparar la excursión, aquí.
  • Se puede hacer la ruta en el sentido contrario, pero el desnivel de subida es mayor, y el parking en La Masieta es de pago, mientras que en Montfalcó es gratuito.

Desde nuestra casa rural pusimos rumbo al punto de comienzo de la ruta, que es el albergue de Montfalcó. Mucho cuidado con esto. Si vais por la N-230 desde Benabarre (que es lo habitual), pasado Tolva veréis un pequeño desvio a la derecha por una pista (camino de cabras) hacia el albergue. Es la ruta por la que os llevará el GPS. No os metáis por ahí, es solo para todoterrenos, mucho cuidado con eso. Debe ser un error común, ya que nada más meterte, un cartel avisa de eso, que es apta solo para todoterrenos. Y aparte del cartel, enseguida te das cuenta de que tu coche no va a poder ir por ahí. Toca hacer unas cuantas maniobras para dar la vuelta y salir de ahí (Ya habréis deducido que nosotros también confiamos en nuestro GPS).

Tenéis que seguir esa misma carretera N-230 un poco más hasta el pueblo de Viacamp, y ahí veréis indicado de nuevo el albergue de Montfalcó. Desde Viacamp tenéis que ir por una pista de tierra, pero esta sí es accesible a todo tipo de vehículos. Abajo, fotos sacadas desde esa pista de tierra que va al albergue. Como todavía era temprano, las nubes aún estaban pegadas al valle, una vista espectacular.

El recorrido por la pista desde Viacamp es de 15 km. La verdad es que se acaba haciendo un poco largo, ya que hay que ir despacio. Durante el camino hay algun punto en el que hay vistas espectaculares, como se ve en las fotos anteriores. Una vez llegamos al albergue, hay una zona de parking bastante amplia (es gratuita). Desde ese aparcamiento tendremos que caminar unos 200 metros para llegar al albergue.

Nuestro plan era hacer la ruta de las pasarelas desde el albergue hasta el otro extremo, el aparcamiento de La Masieta. Desde ahí, volver al albergue en taxi, que habíamos reservado por teléfono el día anterior (aunque la vuelta sea en coche, no es algo rápido, se tarda unos 50 minutos, recordad que tiene que hacer la pista de 15 km desde Viacamp). Por este servicio a nosotros nos cobraron 10 euros por persona (éramos 8 personas y cupimos todos en un monovolumen grande que vino a recogernos).

La longitud total de la ruta es de 8 km, con un desnivel acumulado de subida de 463 metros, y 560 metros de bajada. En la descripción de la ruta que podéis encontrar en internet pone que son unas 3 horas de camino, nosotros tardamos 4 horas (hacemos muchas fotos, y muchas paradas). A mi modo de ver, es mucho mejor hacerla en este sentido, aunque se puede hacer la revés. O incluso se puede hacer ida y vuelta en vez de usar el servicio de taxi (serían 16 km caminando entonces). Si decidís hacer la ruta saliendo de La Masieta, allí el parking es de pago y con reserva previa (desde Montfalcó es gratuito) y además el desnivel de subida que haréis es 100 metros mayor.

Nosotros habíamos llamado el día anterior al albergue para reservar para comer. Si no vas a llevar bocatas para comer durante el camino, es una buena idea, ya que entre la ruta de ida hasta el otro extremo, y luego la vuelta en taxi, se te van a ir cinco horas o más. En el albergue se come bien, es un menú de comida casera con tres o cuatro platos para escoger de primero y de segundo. Además, si hace buen tiempo podéis comer en la terraza exterior, con vistas muy bonitas del embalse.

Abajo, foto junto al albergue, justo antes de comenzar la ruta. Eran casi las 10 de la mañana y las nubes aún seguian pegadas a la lámina de agua del embalse de Canelles. Esta foto es la prueba de que esta ruta es apta para todas las edades, aunque es verdad que requiere de un poco de esfuerzo.

Desde el albergue veréis claramente el punto de comienzo de la ruta. Es un sendero que se interna en el bosque y baja por la ladera, buscando el fondo del valle. Podéis ver un plano muy detallado con indicaciones útiles de todo el camino hasta el parking de La Masieta, aquí.

Este primer tramo del camino, hasta llegar a la primera pasarela, es todo cuesta abajo, así que se hace muy bien. Además es bastante agradable, sobre todo si lo hacemos en Verano, ya que va casi todo el tiempo a la sombra de la exuberante vegetación. Al poco de comenzar, en un hueco entre las ramas de los árboles, podemos ver nuestro destino, el congosto de Montrebei, aun ocupado por una esponjosa masa de nubes.

Avanzando por el interior del bosque, a buena velocidad por que el camino es cuesta abajo, nos vamos acercando al primer tramo de pasarelas.

Y por fin, llegamos al primer tramo de pasarelas, que trepan por la ladera vertical de la enorme mole rocosa para salvar un desnivel positivo de 33 metros, con 132 escalones. Es realmente espectacular, la sensación es muy aérea, aunque hay que decir que es totalmente seguro, la pasarela es muy firme y una sólida valla nos separa del vacio.

Las vistas desde las pasarelas son espectaculares, aun a pesar de que el embalse está bastante bajo de nivel.

Este primer tramo de pasarelas nos dejan en un sendero que discurre por la parte superior del macizo rocoso, con vistas muy amplias en todo momento, que en ligero desnivel descendente nos lleva hasta el segundo tramo de escaleras.

El segundo tramo es aún más largo, ya que son 159 escalones para salvar un desnivel de 50 metros. Nos estamos acercando al congosto de Montrebei, que sigue ocupado por una gran masa de nubes, aunque poco a poco, según avanza la mañana, empiezan a disiparse.

Una vez arriba, el camino empieza de nuevo a descender, buscando el valle, por un camino muy pedregoso y resbaladizo en el que hay que ir con cuidado.

Este camino descendente continua hasta llegar al espectacular puente colgante que salva el embalse, o en este caso en que el nivel de agua está tan bajo, el rio. El puente es en realidad la frontera entre la parte aragonesa y catalana del camino.

Al llegar a este puente, hemos hecho la mitad del camino, unos 4 km desde el albergue. Hay gente que desde aquí se da la vuelta, ya que la zona de pasarelas ha terminado. Si decidimos continuar (como hicimos nosotros) nos acercaremos al siguiente hito del camino, que es el congosto de Montrebei, el pasadizo tallado en la piedra que recorre el estrecho desfiladero. En el puente estuvimos un rato haciendo fotos y disfrutando de las increibles vistas.

En las fotos de abajo, sacadas una vez cruzado el puente colgante, podemos ver a cierta distancia el cañón tallado por el rio Noguera Ribagorzana entre los enormes farallones de roca caliza que llegan hasta los 500 metros de altura. Ese es ahora nuestro destino.

En el lado derecho del cañón podemos ver una cicatriz horizontal (mejor en la foto de la derecha, que está sacada con zoom), que es el pasadizo tallado en la roca por donde atravesaremos este cañón, llamado congosto de Montrebei.

Para llegar hasta el comienzo del congosto, debemos aún caminar por un sendero que atraviesa la ladera en constante desnivel. Parece que el cañón está más cerca de lo que realmente está, desde el puente tendremos que caminar unos 40 minutos aún, y gran parte cuesta arriba.

Y por fin llegamos al comienzo del congosto. A partir de aquí el camino atraviesa el cañón por un camino sin desnivel y un paisaje espectacular. Resulta muy agradable de recorrer, pero hay que extremar las precauciones, por que aunque el camino es ancho, no hay protección ninguna en el lado expuesto. Durante el camino hay bancos cada cierta distancia.

Y llegamos al final del congosto. En la foto de abajo a la izquierda puede verse cómo las paredes rocosas comienzan a perder altura, y el cauce del rio empieza a formar meandros al atravesar un terreno más blando.

Nuestro camino continua por la ribera derecha del rio, buscando ya el aparcamiento de La Masieta, en tierras leridanas. Aún tenemos que atravesar un barranco a través de otro puente colgante, el de Sant Jaume. Desde aquí estamos ya a solo 20 minutos de nuestro destino.

Una vez en el parking de La Masieta, allí podemos encontrar una tienda de recuerdos donde también venden bebidas, y baños públicos. Nuestro conductor estaba ya esperándonos, así que nos montamos en el taxi, un monovolumen donde cabíamos los 8, y emprendimos el camino de vuelta al albergue de Montfalcó. Tardamos como unos 50 minutos.

Allí ya nos estaban esperando para comer. Como hacía un buen día, comimos en la terraza. Las niñas se lo pasaron genial jugando con la perra que tienen allí, y dando de comer a las gallinas. Como se puede ver en la foto, las nubes que tapaban el embalse cuando llegamos por la mañana, habían desaparecido. En la foto de la derecha, una panorámica del albergue de Montfalcó, donde además de comer, también es posible pasar la noche. Podéis consultar su web para información sobre reservas para dormir, comer o un taxi de vuelta como el que nos llevó a nosotros, y también actividades que organizan allí de senderismo, kayak en el embalse, escalada, etc. pinchando aquí

Después de comer y un poco de sobremesa al sol mientras las niñas se lo pasaban pipa con los animales (La verdad es que se estaba genial), fuimos a por los coches y emprendimos el camino de vuelta hacia nuestra casa rural. Aún nos esperaba una grata sorpresa, y es que en la pista de camino a Viacamp, nos encontramos con un zorro que no parecía nada asustado de nuestra presencia.


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