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Serranía de Cuenca


Fecha del viaje: Febrero de 2024

No hay como hacer un viajecito en mitad del invierno, en Febrero. Es como una pequeña ilusión que ya tienes en mente cuando acaba la Navidad, y viene esa época tan oscura y fria hasta que llega la primavera. De esta manera, esas semanas de Enero se pasan más rápidamente, y son unos días que te desconectan del duro invierno y consiguen que no se haga tan larga la espera al buen tiempo.

Recomendaciones importantes

  • Para dedicar un día, saliendo desde Cuenca por ejemplo, a hacer excursiones por la Serranía, Uña es un buen lugar donde parar a comer o tomar algo. También en Tragacete hay varios sitios.
  • Ambas cascadas, la del rio Cuervo y la del Molino de la Chorrera, son bastante estacionales, y es mejor ir a verlas en invierno o principios de primavera.
  • Y como siempre, cuanto más madrugues, menos gente encontrarás.

En este caso era un viajecito corto, de tan sólo dos días, Viernes y Sábado, aprovechando que el Viernes era no lectivo. La idea era pasar la noche del Viernes en el centro histórico de Cuenca, pero antes, había una excursión que queríamos hacer desde hacía tiempo, y no es otra que conocer el nacimiento del rio Cuervo.

El verano no es el mejor momento para esto, ya que en esta zona puede hacer bastante calor, y además lleva menos agua que si vienes en invierno, o a principios de primavera. Febrero nos pareció perfecto. De esta manera, el Viernes madrugamos bastante y a las 7 de la mañana ya estábamos en el coche. Fuimos directos hasta Uña, ya en la Serranía de Cuenca, como a dos horas y cuarto de casa. En este pueblo hay un par de restaurantes y es ideal para hacer un alto en el camino. Nos metimos un fantástico desayuno a base de tostadas con jamón y tomate. La mejor manera posible de empezar un frio día de turismo y senderismo.

Uña, además, tiene una preciosa laguna que veríamos a la vuelta. Desde aquí nos quedaba apenas media hora hasta el aparcamiento donde comienza la ruta. Esa zona de aparcamiento es una explanada situada entre los pinos, donde hay bastante sitio para aparcar. En nuestro caso, había dos coches nada más. Todo viajero sabe que no hay como madrugar si quieres ver los sitios con la menor cantidad de gente posible (Viernes laborable + madrugar = nacimiento del rio Cuervo todo para nosotros). Abajo, dos fotos del comienzo de la ruta. La pasarela se ve blanca por que estaban cayendo unos copos de nieve. Un día invernal total.

El rio nace de un manantial que surge de la propia roca, y se despeña por una formación de roca calcárea formando numerosos chorros, es realmente espectacular. Además, esa fría mañana de Viernes estábamos prácticamente solos. La ruta completa que llega hasta el nacimiento, en la parte superior de la cascada, tiene una longitud total de 1,5 km ida y vuelta, un paseito. En los días realmente frios, la cascada llega a congelarse, lo cual debe ser espectacular.

Desde el pie de la cascada el camino sube por una escalera buscando su parte superior. Una vez allí, de nuevo llaneando por una pasarela de madera, el paseo va paralelo al curso de agua hasta llegar al manantial donde el rio nace directamente de entre las rocas.

El paseo es muy agradable y sencillo en todo momento. Y más estando completamente solos, escuchando solo la suave y fria brisa, y el rumor del agua correr hacia la cascada. Parece que fueramos a ver algún gnomo despistado en cualquier momento. Abajo a la izquierda, el punto justo donde se produce la surgencia del rio Cuervo de entre las rocas. Este es el final del camino, y desde aquí hay que volver sobre nuestro pasos. Aunque si os apetece y tenéis tiempo, hay una variante de vuelta más larga.

Y de esta manera llegamos de nuevo hasta el coche. Volvimos por la misma carretera en dirección a Cuenca, y como aún era temprano, hicimos una parada en Tragacete, a apenas 13 minutos de donde estábamos, y en la misma carretera que lleva a Cuenca.

Una vez en Tragacete, hay un desvio hacia la izquierda, por el cual avanzamos un poco hasta encontrar un aparcamiento y un cartel indicador de la ruta que íbamos a hacer ahora. Se trata de la cascada del Molino de la Chorrera, una cascada bastante espectacular también que forma el rio Júcar poco después de su nacimiento, de unos 30 metros de altura.

Si dejáis el coche en ese primer parking, como hicimos nosotros, tendréis que caminar 1 km por la carreterilla hasta el comienzo real del sendero. Es un paseo agradable, y es una carreterilla con prácticamente ningún tráfico (al menos cuando fuimos nosotros). Podéis hacer ese km con el coche, pero entonces tendréis que aparcar en la cuneta, de peor manera (y según la época que vayáis es posible que haya más coches, cuando fuimos nosotros había un pàr de coches en el parking y ninguno en la cuneta junto al comienzo del sendero).

El caso es que pasado ese km veréis que empieza un sendero en la parte derecha de la carretera que baja hasta el rio, lo cruza por un puentecillo y asciende por la ladera en suave desnivel ya siempre paralelo a él. El camino no tiene pérdida, es seguir el sendero paralelo al rio hasta llegar a la cascada, serán unos 300 o 400 metros por ese sendero.

En las dos fotos de abajo, el cartel que indica el comienzo del sendero, al borde de la carreterrilla, y el puente de madera que cruza el joven Júcar, para seguir el curso del rio por su margen derecha (mirando aguas arriba).

Y a partir de ese puente, se trata solo de seguir el sendero hasta divisar la cascada. En esa ocasión, mes de Febrero, llevaba bastante agua, la suficiente para ser una cascada bastante bonita. En verano imagino que será sólo un hilo de agua. De todos modos, el camino por sí solo ya merece la pena aunque la cascada lleve poca agua.

Mientras estábamos disfrutando de la cascada, comenzó a nevar con cierta intensidad. Fue un momento muy divertido. La cascada, vista desde su misma caída, era más espectacular de lo que esperábamos, llevaba bastante agua. Desde aquí, como en el caso del rio Cuervo, había que volver sobre nuestros pasos para llegar al coche.

De camino a Cuenca, volvimos a parar en Uña, como ya hicimos a la ida, pero esta vez para comer. Pero antes nos acercamos a su laguna. El origen de dicha laguna es un dique natural sobre el arroyo del Rincón (afluente del Júcar) que formaba una laguna pequeña de unas 2 o 3 hectáreas. Ese dique se recreció de forma artificial, de forma que ahora la laguna tiene unas 15 hectáreas de extensión.

A pesar de ser artificial, tiene una apariencia completamente naturalizada. Además de la laguna, este es un sitio al parecer con muy poca contaminación lumínica, que está muy indicado para la observación nocturna del cielo. Hay unos carteles al menos, que así lo indican.

Para acceder a la laguna, justo antes de llegar a Uña (viniendo desde Tragacete) encontrarás un cartel indicativo que te manda por un camino de tierra a la derecha. Solo hay que subir una pequeña pendiente y llegarás a la zona de aparcamiento, desde donde hay buenas vistas de la laguna y están los carteles sobre destino de observación del cielo.

Desde ahí, un camino baja hasta llegar a la pasarela de madera que se introduce en la laguna, entre los carrizales. Es una visita corta, pero muy bonita. Quizá en otras épocas del año, además se puedan observar aves en la laguna, pero cuando fuimos nosotros no había ninguna.

Una vez vista la laguna, fuimos a comer al otro restaurante del pueblo (en uno desayunamos y en otro comimos). Los dos sitios están bien. Y ya con el estómago lleno, directos a Cuenca, nuestro destino final, pero aún hicimos una breve parada más, a falta de 25 km para llegar a Cuenca. Se trata del Ventano del Diablo, situado junto a la misma carretera, no tiene pérdida.

Es un mirador natural excavado en la roca caliza, con unas vistas de vértigo sobre la hoz del Júcar, rio que ya vimos unos cuantos km. atrás en la cascada del Molino de la Chorrera. Desde aquí no es difícil observar buitres planeando sobre el cañón.

Y después de todo un día recorriendo la Serranía de Cuenca, ya no paramos hasta llegar a Cuenca, donde teníamos hasta el día siguiente para descubrir y explorar esta mágica ciudad.

Podéis leer aquí el día y pico que pasamos en la bellísima ciudad de Cuenca.


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