Los viajes de Hyparco
Logo

Tumbas tracias de Kazanlak


Fecha del viaje: Agosto de 2025

Ese día lo habíamos empezado en Koprivshtitsa, donde habíamos pasado la noche, y un poco de la mañana, visitando ese hermoso pueblo histórico. Después de visitar un par de casas museo, pusimos rumbo a Kazanlak, a 114 km de distancia (una hora y cuarenta minutos, más o menos), donde hay una tumba tracia muy interesante. Podéis leer aquí el relato de la visita que hicimos a Koprivshtitsa.

Recomendaciones importantes

  • Vimos seis tumbas, y todas tienen su interés. Yo reservaría medio día para esta zona, que es suficiente para visitarlas todas con tranquilidad. Tanto en Kazanlak como en Shipka hay sitios para comer.

La tumba tracia de Kazanlak fue el primer sitio de todo Bulgaria declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1979. Es una tumba pequeña, la verdadera razón de que esta tumba sea tan importante es la calidad y el grado de conservación de los frescos que la decoran. Por ese motivo, para la conservación de esos frescos, la tumba real no se puede visitar por el público general. Lo que se visita es una réplica exacta que se hizo en 1974.

La tumba original y la copia están en el mismo sitio. Abajo a la izquierda podéis ver la entrada a la tumba original, que está cerrada a cal y canto desde hace muchas décadas, con un control estricto de la temperatura y la humedad, y a la que solo pueden entrar especialistas de forma muy excepcional. Muy cerca, siguiendo el cartel que veis abajo a la derecha, está la entrada a la réplica, que se ha hecho con gran cuidado en los detalles para que sea indistinguible de la original (como se ha hecho, por ejemplo, con las cuevas de Altamira, en España). El precio de la entrada fue de 4 euros por adulto, y el horario lo podéis ver en el cartel de la imagen de abajo.

Abajo a la izquierda podéis ver un esquema de la tumba, que consta de un corto y estrecho pasillo que acaba en una cámara circular muy pequeña. A la derecha, una foto desde la entrada al pasillo, con Inés situada en el umbral de la cámara principal.

Esta tumba fue descubierta en 1944 por dos soldados que estaban excavando una trinchera durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy se encuentra en un parque pintoresco situado en el centro de Kazanlak, se puede aparcar sin problema junto a dicho parque. La tumba está situada cerca de la antigua capital tracia de Seutópolis, cuyos restos hoy descansan en el fondo de un embalse desde mediados del siglo XX.

Abajo, foto en el pasillo, que conserva toda la decoración pictórica, y la siguiente foto es ya de los frescos que decoran la sala principal, que como podéis ver tienen un grado de conservación increíble (sin olvidar que lo que estamos viendo es en realidad una réplica, aunque al parecer totalmente fiel al original). Son las mejores pinturas helenísticas de toda Bulgaria.

Y esta no es la única tumba tracia de la zona, ni mucho menos. Por algo a esta zona se le llama "El valle de los reyes tracios". Para ver las siguientes, hay que dejar atrás Kazanlak (que salvo por la tumba, es una ciudad moderna con muy poco interés) en dirección a las montañas, en dirección a Shipka, situado a unos 12 km.

Cuando estemos ya muy cerca de Shipka iremos viendo carteles anunciando diferentes tumbas. La primera que vimos está en el lado izquierdo de la carretera (como decía, muy cerquita ya de Shipka), y es el túmulo de Ostrusha, que podéis ver en las fotos de abajo.

Como podéis ver en las fotos de arriba, esta tumba es distinta a todas las demás, ya que la cámara principal está tallada en un bloque monolítico de granito de 60 toneladas. En realidad son dos bloques, uno para el cuerpo principal, y otro para el techo. Es del siglo IV a.C., como las demás de esta zona, y fue descubierto en 1993.

El interior de la cámara está decorado con frescos, que aunque no están ni de lejos tan bien conservados como los de Kazanlak, son la razón de que esa tumba esté metida en esa cámara hermética de cristal, y por supuesto no se pueda pasar a su interior. En el museo que se ha construido sobre ella, podéis ver en las paredes algunas fotos de los frescos que no podréis ver en el interior de la tumba.

Aparte de esta cámara principal, se ven restos de otras salas a su alrededor, aunque mucho peor conservadas. Muchos de sus sillares han sido saqueados ya en la antiguedad. Realmente, sería un sitio muy interesante sino fuese por esa horrible mampara de cristal que rodea la tumba, y que desluce completamente el conjunto.

Continuamos la ruta por la carretera principal hacia Shipka, y la siguiente (o más bien, siguientes) las encontramos en un desvío hacia la derecha. Dejamos el coche en una amplia explanada, donde no hay nadie más que nosotros, y nos dirigimos hacia el hermoso centro de interpretación de las tumbas que vamos a ver, que lo podéis ver abajo a la izquierda. En la foto de la derecha, un mapa con todos los túmulos que hay alrededor, donde también vienen señaladas las ruinas de la ciudad de Seutópolis, que están bajo el pantano.

En ese centro de interpretación, además de cobrarnos la entrada (17 euros en total), nos explican que allí se ven tres túmulos en realidad. Por un sendero que va hacia la izquierda del edificio, se llega a dos de ellos, y por otro que parte del parking, al tercero. Genial. Salimos del centro y empezamos a caminar por el sendero que va hacia la izquierda, llegando en unos 100 metros al primer túmulo, llamado "Helvetia".

Este túmulo data también del siglo IV a.C. Su curioso nombre, Helvetia, es debido a que cuando se descubrió, en 1996, se encontró en el túmulo una moneda suiza con la inscripcion "Helvetia". Como es habitual, la entrada estaba formada por un largo y estrecho pasillo, del que hoy día no se conserva el techo, como se puede ver en las fotos anteriores. De ahí se entraba a una antecámara, y al fin a la pequeña cámara circular.

Un detalle curioso, es que se conservan las puertas de la cámara principal, que se pueden ver en una de las fotos anteriores, y son nada menos que de granito macizo, con unas argollas de hierro que hacían de bisagras. No debía ser fácil abrir o cerrar esas puertas. Desde allí seguimos nuestro particular camino de baldosas amarillas (foto de abajo a la izquierda) hacia el siguiente túmulo, el de Griffins, situado a unos 200 metros del anterior. Realmente era una pasada poder disfrutar de estos sitios completamente solos, y con ese día tan espléndido.

Este túmulo se excavó también en 1996, como el anterior. Su nombre, túmulo de los grifos, proviene de dos esculturas de grifos que adornaban la entrada principal. El grifo era un animal mitológico mitad águila y mitad león, asociados a la realeza. En las fotos no hallaréis trazas de esas esculturas, por que corresponden a restos dispersos que se encontraron en el suelo en el momento de la excavación.

Al igual que en el anterior, el techo del pasillo inicial ha desaparecido. Es posible que estos estrechos pasillos que llevan a la antecámara se destruyeran intencionadamente después del entierro del rey o noble fallecido, para de esa manera "aislar" la tumba en el centro de la montaña artificial, y que fuese más difícil para los saqueadores llegar a ella.

La antecámara está muy bien conservada, y en ella podremos ver las puertas de granito macizo de la cámara principal, que están partidas en dos trozos cada una (foto de abajo a la derecha).

Y de la antecámara, pasamos a la fantástica camara principal, más grande que en el anterior túmulo, con cubierta abovedada también en granito, y que conserva incluso el "lecho" donde descansaría el cuerpo del rey o noble enterrado aquí. Observad el fino corte y tallado de los bloques, que encajan perfectamente unos con otros. La técnica de los tracios con la piedra no tenía mucho que envidiar a la de los propios griegos.

Abajo a la izquierda, un detalle de la falsa bóveda de la cámara principal, donde se puede ver el gran dominio en las técnicas de tallado que tenían los tracios. A la derecha, volviendo al centro de interpretación, que se ha diseñado muy elegantemente como si fuese otro túmulo más, para desde allí coger el sendero que lleva al tercer y último túmulo.

Y empezamos el camino al último túmulo, el de Shushmanets, que como se puede ver en la foto de abajo, por fuera parece más bien un bunker antinuclear. Nada más lejos de la realidad, resulta ser el más espectacular de los tres que hemos visto. Realmente, desde el primero hemos ido de menos a más.

Esta edificación se concibió inicialmente como un templo, y fue transformado después en tumba. Aquí la antecámara tiene una fachada monumental de sillares de granito, y está techada por una falsa bóveda sostenida en su centro por una columna con capitel jónico. A pesar de su gran arte para el tallado de la piedra, los tracios aún no conocían la técnica de construcción del arco de medio punto, hecho con bloques de piedra (dovelas) tallados para que sigan la forma del arco, hasta llegar a la pieza central (la clave) situada en la cúspide, que es la que sostiene toda la estructura en un delicado equilibrio de fuerzas.

Aquí podéis ver perfectamente que esa bóveda está hecha por aproximación de hiladas, que en su cara interior son talladas de forma curva. Cada hilada de piedra sobresale un poco sobre la hilada inferior, de tal manera que se va cubriendo el techo hasta la losa final que remata la estructura. Esto aguanta la presión y el propio peso de las piedras mucho peor que una bóveda auténtica (donde el peso se transmite a los pilares laterales), y de ahí la razón de la columna que sostiene la bóveda en su centro. Si no fuera por esa columna, muy posiblemente se derrumbaría.

Aquí también se han conservado las puertas de granito de la cámara principal, que han sido restauradas y están fuera de la cámara. Una lástima la estructura de hierro que sirve de refuerzo a la antecámara, que afea un poco el conjunto. Es debido a que, como decíamos, la falsa bóveda por aproximación de hiladas aguanta muy mal el peso, y después de 2300 años, podría derrumbarse aún contando con el apoyo de la columna. No sería hasta los romanos, poco tiempo después, que se dominaría la ingeniería del arco de medio punto y la bóveda, lo cual mejoraría mucho la espectacularidad y robustez de las construcciones monumentales.

Y abajo, por fin, la maravillosa cámara principal. Como en los anteriores túmulos, es circular, hecha con sillares de granito muy bien tallados, y con techo de falsa bóveda. Es una cámara muy grande, que lleva al límite la resistencia de materiales para una estructura de falsa bóveda. Por eso tiene una columna dórica sosteniendo el techo en su centro. Sin esa columna, el techo se derrumbaría de forma inmediata, lo cual no sucede con una bóveda auténtica, que es autoportante. Las zonas blancas que podemos ver son restos del estuco que originalmente debía de cubrir toda la piedra, y que posiblemente iría pintado con frescos.

Volvimos al coche, y desandamos el camino hasta la carretera, pero por poco tiempo, enseguida nos desviamos de nuevo, esta vez hacia la izquierda, para ver la última y la más espectacular (junto con la de Shushmanets) de las tumbas tracias. Se trata de la tumba del rey Seuthes III. Es la más famosa de todas, y prueba de ello es que aquí sí que había algo de gente, aunque muy poca. Esperamos un poco a que saliera un grupo y pudimos verla solos.

Seuthes III fue un poderoso rey que llevó a la cultura tracia a su máximo esplendor, reinó entre los años 331 y 300 a.C. y fue el fundador de su ciudad más importante, Seutópolis, que yace bajo las aguas del embalse. Cuando fue descubierta, en 1982, se encontró una máscara funeraria de bronce con el rostro idealizado del rey. Hoy, en la entrada de la tumba se expone una réplica exacta de esa máscara, como podéis ver en las fotos de abajo.

Una vez traspasas la fachada monumental, te adentras en un largo pasillo, protegido por una estructura metálica para evitar su colapso (abajo a la izquierda). Ese pasillo acaba en una pequeña antecámara, y tras ella ya estás en la cámara principal (foto de abajo a la derecha). En esta foto de la derecha, al fondo, detrás de Inés, se ve una cámara más pequeña que está tallada en un bloque de granito. Fijáos en el dintel de la puerta a esa cámara, un enorme sillar de granito tallado con 12 aristas.

Abajo a la izquierda, un detalle de la falsa bóveda que cubre esta cámara. Al ser más pequeña que la de la tumba Shushmanets que vimos antes, no necesita una columna central para sostenerse. A la derecha, el lecho donde reposaba el cuerpo del rey, en la pequeña cámara tallada en un bloque macizo de granito. Esta cámara está cerrada por un cristal y no se puede acceder a ella.

Abajo podéis ver en todo su esplendor la cámara principal, con sus puertas de acceso. En esta tumba, en vez de ser de granito, son de mármol, más propio de la dignidad de un rey. Naturalmente, han sido restauradas, porque se encontraron en varios trozos en el suelo.

Arriba, un detalle escultórico de una de las puertas. Una vez vista esta tumba, dimos por terminada la sesión arqueológica por ese día. Lo siguiente era comer, que ya iba siendo tarde. Muy cerca de allí, a cinco minutos, rodeando Shipka, paramos en un restaurante de carretera, donde comimos en la terraza (precio total por los tres, 32 euros, muy barato). Un buen descanso con una buena cerveza fria, después de las seis tumbas que habíamos visto esa mañana.

Después de comer, teníamos una hora de ruta, atravesando un puerto de montaña, hasta nuestra siguiente parada, el pueblo medieval de Tryavna. Inés aprovechó para dormir una buena siesta. Aquí podéis leer el relato del par de horas que pasamos en el bonito pueblo de Tryavna.


Volver a Inicio