Estas iglesias olvidadas, las más antiguas de España (las visigodas, de los siglos VII y VIII), me resultan fascinantes. Los visigodos construyeron muchas de ellas, pero la mayoría fueron destruídas durante la invasión musulmana. Sólo sobrevivieron aquellas pequeñas iglesias rurales que estaban escondidas en parajes olvidados, lejos de todo.
Son iglesias toscas (comparadas con los monumentos romanos que las precedieron), pero con una belleza innegable y de construcción sólida, y en las que los visigodos, bien por falta de habilidad o por un gran sentido práctico, reaprovecharon muchos materiales (columnas, capiteles, sillares, dinteles) de otros edificios romanos anteriores.
Y posteriores a éstas, tenemos las iglesias prerrománicas asturianas, del siglo VIII y IX, ya posteriores a la invasión musulmana. Guardan gran semejanza con las iglesias visigodas, ya que no las separan mucho tiempo, y al igual que ellas suelen estar situadas en lugares bellos y bucólicos.
Para todo el interesado en el arte medieval más antiguo, Asturias y su patrimonio prerrománico es un auténtico paraiso, ya que conserva un buen puñado de iglesias y algún monumento civil de los siglos VIII y IX, como no hay igual en ningún otro sitio de Europa. Ni tan siquiera el imperio Carolingio (contemporáneo del Reino Asturiano), con todo su esplendor, nos ha dejado nada comparable.
Este patrimonio, sin igual en Europa, nos dice mucho sobre la sofisticación y organización de este reino que surgió en las montañas de Covadonga, y fue el artífice de la Reconquista cristiana de la península ibérica.